La tecnología y la infraestructura dan la cara a los atascos
Mejorar los sistemas de información al usuario, crear vías de alta ocupación, habilitar carriles reversibles o establecer limitaciones horarias a determinados vehículos o a ciertos movimientos son algunas de las medidas que, según la Asociación Española de la Carretera (AEC), pueden aplicarse para mejorar la congestión viaria que sufren las grandes ciudades y sus accesos.
Una de las claves está, según esta entidad, en “aplicar un cambio de criterio en la gestión del equipamiento viario”. Un usuario bien informado es un usuario que planifica sus desplazamientos adecuadamente. La información es, por lo tanto, un factor determinante en la adecuada gestión del tráfico, especialmente en las grandes ciudades.
Son numerosos los equipos y sistemas instalados en las redes de carreteras españolas y en los viarios urbanos y periurbanos que pueden ser susceptibles de mejora en cuanto a la calidad y fiabilidad de la información que se traslada al usuario (tiempos medios de recorrido, vías alternativas, previsión de congestión, opciones de transporte público y multimodalidad, velocidad media recomendable para alcanzar la máxima capacidad, gestión de la movilidad por carriles…).
Dicha mejora pasa por una explotación integral de la movilidad desde los Centros de Gestión de Tráfico a través de aplicaciones para móviles o tablets, suministrando al usuario un servicio de información en tiempo real, jerarquizado y estructurado por vías o itinerarios a demanda del propio conductor (tramos críticos, horas punta, movilidad estacional, meteorología adversa, obras, siniestralidad…).
Soluciones desde la infraestructura
Pero además, las infraestructuras viarias existentes poseen estándares de calidad que les otorgan una importante versatilidad a la hora de implementar soluciones a los problemas de congestión. Su optimización es, pues, el segundo factor a tener en cuenta para atajar las retenciones o reducir su frecuencia y duración.
Los carriles reservados a vehículos con más de un pasajero y al transporte público, carriles reversibles, ocupación extraordinaria de la sección transversal (uso de arcenes, carriles bus-VAO o carriles de sentido contrario), o limitaciones horarias son medidas muy eficientes para optimizar el uso de una infraestructura sin necesidad de ampliar la misma.
La experiencia del Carril Bus-VAO en la A-6 a su paso por Madrid es un claro ejemplo en este sentido, y un modelo a seguir en otras vías de acceso a la capital, según la Asociación Española de la Carretera.
Asimismo, la AEC considera necesario ampliar la capacidad de algunas vías, incrementando el número de carriles, sobre todo en los tramos más conflictivos y con problemas crónicos de congestión.
Otras soluciones llegan de la mano de tecnologías que empiezan a generalizarse en otros ámbitos. Es el caso de los aviones no tripulados o drones, que se revelan como potentes aliados en la gestión de carreteras. Conectados a smartphones y otros sistemas avanzados de comunicación, estos vehículos están siendo utilizados ya en la reconstrucción de accidentes, en labores de conservación de carreteras y de topografía, y en la gestión y control del tráfico.
La mejora de los servicios de acceso para la atención de accidentes es otra línea que las autoridades gestoras del tráfico en las grandes ciudades deberían explorar, en opinión de la AEC, no solo para reducir los tiempos de respuesta tras un siniestro sino para evitar que el mismo desencadene la paralización del tránsito en la zona donde se ha producido.
La mayoría de estas medidas presenta ratios elevados de coste/beneficio y sin tener que llegar a poner en marcha otras, más drásticas, dirigidas a la restricción de uso del vehículo privado, imprescindible para muchos usuarios.